El Conde Pátula

Si hay algo que recordamos los que vivimos nuestra infancia en los ochenta, son los dibujos animados o caricaturas. Seguro que muchos de vosotros recordaréis con cierta nostalgia algunos personajes entrañables. Una de las mejores caricaturas de los 80 que no debemos olvidar es el Conde Pátula. ¿La recordáis?

Características de El Conde Pátula

En esta serie conocimos al Conde Pátula, el protagonista principal. Era un pato vampiro vegetariano que odiaba beber sangre. Al contrario que el resto de vampiros, como conocemos, era divertido, ocurrente y simpático. Junto a él, nos encontrábamos con Igor, el mayordomo de la familia Pátula desde hace años. Intenta que el Conde Pátula se convierta en un vampiro verdadero.

Nana era la criada del Conde Pátula, una especie de oronda gallina muy patosa. Era tan monstruosa que solía romper las paredes para pasar de una habitación a otra. No necesitaba puertas. Otro personaje de la serie era el doctor Von Patofen, un científico loco que era un auténtico cazador de vampiros. Era el enemigo del Conde Pátula.

En la serie nos encontrábamos con Pátula y sus intentos de escapar de su castillo de Transilvania. Siempre que lo intentaba, sus intentos siempre eran frustrados de una forma o de otra.

De vez en cuando, todos los vampiros de la familia Pátula se reencarnaban. En la última reencarnación todo salió mal, porque en lugar usar sangre en la poción, la nana echó salsa de tomate. Esto hizo que saliese un pato simpático, con muchas ideas en la cabeza y… ¡vegetariano!

A pesar de tener linaje vampírico, al protagonista de esta serie británica le encantan las zanahorias. Su sueño es ser artista o héroe y siempre tiene algo con lo que sorprender a todos los espectadores.

Una parodia infantil de los vampiros tradicionales

Era una parodia para niños del Conde Drácula, en la que se utilizaron aves antropomorfas como personajes. Su piel era verde y con un peinado hecho con raya al medio. Era miedoso, juguetón y gran amante de la armónica además de evitar el peligro y con un gran poder. Tenía la capacidad de teletransportarse a cualquier sitio.

Sus aventuras eran todo lo contrario que las que podría tener el propio Conde Drácula. En ellas no solo se alejaba del miedo sino que había mucho humor y entretenimiento a raudales para toda la familia.

Las aventuras de este pato se repartieron en cuatro temporadas y un total de  65 episodios de 22 minutos cada uno. Eran completamente diferentes a lo que podríamos esperarnos de un vampiro, incluso siendo para el público infantil.

Contaba con su propio huerto, su plato favorito era el brócoli y era amante de los animales. Además, se reflejaba en los espejos y el ajo no le afectaba, dado que se lo comía. Un vampiro completamente atípico.