Recuerdo en mi época de la infancia que salía del colegio a las 5 de la tarde, casi con el tiempo justo para volver a casa, dejar la mochila de los estudios en mi habitación, lavarme las manos y sentarme en mi esquina del sofá a ver al que por aquel entonces era mi programa favorito, Barrio Sésamo.

Un programa que contaba con una serie de personajes de lo más variopinto. Desde los personajes nacionales como en España, que eran Espinete, Don Pimpón, Chema, Ruth, Ana, Julián, etc. que esos solo salían en la edición española (así como otros personajes en la respectiva de sus países) a otros personajes que salían en todas como eran los fantásticos muñecos creados por el desaparecido Jim Henson.

Coco en el sofá de su casa

¿Quién no se acuerda de Epi y Blas? O del vampiro que nos enseñaba a contar, Triqui el monstruo de las galletas o Traque entre muchos otros. Seguro que más de uno y de una los recordará con cierta nostalgia como es mi caso. Pero mi preferido era Coco, un monstruo de color azul y gran nariz sonrosada.

Coco siempre se empeñaba en ayudarnos de la forma más didáctica y divertida siempre y muchos niños aprendimos con él a diferenciar correctamente la derecha y la izquierda, arriba y abajo, dentro y fuera mientras corría de un lado para otro diciendo aquello de: “Esto es arriba y esto es abajo” tras haber corrido un buen rato y al final del vídeo se veía como se desmayaba.

Convertido en Supercoco

Pero no solo hacía de profesor improvisado sino que también le vimos en otro papel como el de Supercoco y cuando se le veía venir una voz en off decía: ¿Es un pájaro? ¿Es un avión? ¡Noooo! ¡Es Supercoco! y éste se estrella contra el suelo.

O incluso también pudimos verlo interpretando al Sheriff Coco en el viejo y salvaje oeste, montado siempre en su fiel pero torpe Jaca Paca. Un personaje del cual guardo muy buenos recuerdos que hoy he querido compartir con todos vosotros.