De vez en cuando echo mano de alguna revista antigua que encuentro por el océano de información que es Internet y os traigo algún anuncio sobre diferentes productos que podíamos ver durante la década de los ochenta en la prensa escrita y en esta ocasión os traigo uno que pudimos ver en diferentes revistas del momento, se trata de las cintas de vídeo Sony. ¿Quién no recuerda su excesivo precio? Seguro que era la que se usaba para grabar algo en ocasiones especiales…

Echando la vista atrás recordamos cómo era aquel anuncio y decía así: “Lo mínimo que se puede exigir a unas cintas de vídeo es que graben y reproduzcan bien. Y cuando decimos bien es que tiene que ser perfecto. Unas buenas cintas no sólo tienen que recoger lo que usted quiera guardar, tienen que ser más”.

Tienen que captar todo aquello que es real. El color, la luminosidad, los sonidos, los matices. Y, además, tienen que ser de tan alta calidad que no se estropeen, ni deterioren al aparato de vídeo”.

Imagen que acompañaba al anuncio en prensa escrita

En suma, tienen que ser cintas Sony, que por su fidelidad, son tan reales como la vida misma. Cintas de vídeo Sony Betamax. Tan reales como la vida misma”.

Así era la publicidad que Sony eligió para España y quiero recordar que el formato Betamax, aunque tuvo algún momento en el que parecía competir con el VHS por aquellos años y a pesar de tener más calidad que su competidor, finalmente no acabó de fraguar y fue quedando relegado al olvido, pero al menos no tuvo una vida tan fugaz como fue la del poco extendido formato vídeo 2000.

¿Os acordáis de estos modelos?