Siempre hablando de películas, series, música, juegos e infinidad de cosas que formaron parte de nuestra vida en los años ochenta, pero hoy vamos a recordar algo que todos, o al menos la gran mayoría, hemos usado en una y otra vez, las populares cintas de cassette, si, ese soporte magnético donde grabábamos una y otra vez cualquier cosa, desde la radio, nuestra voz o incluso “piratear” las cintas originales con las cintas “vírgenes”.

Este soporte fue el medio más popular de grabar música en aquella época, poseían un tamaño reducido y eran regrabables, aunque no demasiadas veces, dado que cuantas más generaciones tuviese la cinta peor se escucharía, pero para eso aparecieron cintas con un porcentaje de hierro y las mejores, las cintas de cromo que permitían un sonido mucho más nítido y “rico” en matices.

¿La echáis de menos?

Gracias al Walkman de Sony, el primer reproductor de cassettes portátil del mundo, (y a otras marcas) pudimos ir por la calle escuchando nuestra música favorita sin preocuparnos de nada, únicamente de la vida de las baterías y siempre podíamos intercambiar las cintas de nuestros artistas o grupos favoritos con nuestros amigos.

Pero aunque era un método cómodo, fácil de llevar y de ordenar, el soporte magnético era delicado y con el calor, el uso, los golpes o los campos electromagnéticos eran los peores enemigos, dado que se estropeaba con facilidad y era muy normal que no se escuchase nada o la calidad se viera tremendamente disminuida.

Otras veces las cintas de cassette se enredaban en los cabezales del reproductor, lo que significaba que tendríamos en armarnos de paciencia en el peor de los casos y deshacer el lío. Si con paciencia no conseguíamos deshacer el entuerto, siempre podíamos hacer una operación “quirúrgica”.

¿Cuantas veces os ha ocurrido esto?

Esta operación, que seguro que muchos de vosotros habréis hecho, consistía en desatornillar el cassette y separar las dos piezas de la carcasa, con sumo cuidado cortaríamos la cinta magnética dañada y la uniremos a un extremo en buen estado mediante un pequeño trozo de cinta adhesiva que pegaríamos por la parte inferior de la cinta magnética ¿Os acordáis?

En el siguiente post continuaremos conociendo más sobre este soporte ya hoy en desuso pero que formó parte indiscutible de la vida de todos nosotros en esta fantástica década.