Regresamos para hacer otra retrospectiva a los juegos de ordenador de los años ochenta, en esta ocasión a 1988 y de la mano de una compañía totalmente española, Topo Soft, quien lanzaba en aquel año una aventura basada en los gangsters, estoy hablando del mítico juego “Chicago’s 30”.

A principios de siglo esta ciudad era un lugar donde las muertes estaban a la orden del día y los tiroteos, ajustes de cuentas o asesinatos ya no son noticia, sino el pan nuestro de cada día así como el monopolio del gangster más famoso de todos los tiempos, Al Capone.

Tu, Elliot, tienes la oportunidad para poner fin a esta ola de crímenes y como detective que eres y tras haber jurado defender la ley por cualquier método posible, incluso matar, te las tendrás que ver con toda la banda del mafioso más temido de todos los tiempos, algo que sin duda no será para nada fácil.

La aventura comienza por las calles de Chicago, donde tendrás que recorrer cuatro zonas: el puerto, las afueras, la ciudad y el centro neurálgico donde están todos los malos malísimos, el almacén clandestino. En estos escenarios tendrás que ir eliminando a todo lo que se cruce por tu camino antes que hagan lo mismo contigo.

Una de las pantallas del juego

Como podéis ver, se trata del típico mata-mata o beat’em’up en donde no debéis deteneros ni un instante hasta que no acabéis con todos mientras vuestra ametralladora Thompson especial va repartiendo balas a diestro y siniestro a todos los enemigos que aparezcan en pantalla.

En la segunda y tercera fase, irás en un coche, que te brindará cierta protección contra las balas, pero obviamente, con duración limitada, pero podremos aumentarla si nos asomamos por la ventanilla y disparamos tanto a nuestros perseguidores como a los enemigos que están apostados en diferentes zonas de la calle.

Pero no solo nosotros podremos usar los coches con defensa a las balas, los malos también cuenta con esta “feature”, así que deberemos ser insistentes hasta que destrocemos su blindaje, aunque para ello tengamos que usar granadas para convertir sus coches en un amasijo de hierros.

¿Serás capaz de imponer la ley sobre los malhechores?