Regreso de nuevo con la recta final de la historia de Ben Johnson en los ochenta donde el corredor canadiense volvió a perder frente a Calvin Smith y Dennis Mitchell, lo que aumentaría las ganas de vendetta de Johnson en la esperada hora de la verdad.

Cuando llegó la hora de verse las caras en los Juegos Olímpicos de Seúl de 1988, todos los atletas estaban preparados al 100%, tanto física como mentalmente para la tensión que suponía ser abanderado de tu país en esta importante cita deportiva donde una de las pruebas más esperadas era la de los 100 metros lisos donde se verían las caras y lucharían cuerpo a cuerpo Lewis y Johnson.

Fue tal la expectación de esta prueba que se detuvieron momentáneamente todos los eventos que estaban por iniciarse en el estadio olímpico de Seúl. La tensión se podía respirar y todo el trabajo de meses se vería condensado en apenas 10 segundos, pero unos de los 10 segundos más importantes de la historia del deporte.

Línea de salida de la final de 100 metros lisos en Seúl 88

La salida fue realmente explosiva, todos vieron atónitos el increíble potencial físico del canadiense quien poco a poco iba adelantando al resto de formidables corredores quienes veían como el canadiense se iba a hacer con el oro y subir a lo más alto de podio. Así fue, Johnson quedó primero con un crono de 9”79 ¡Toda una hazaña deportiva!

Lewis quien había estado impresionante en todas las pruebas anteriores a este evento, en un buen gesto de deportividad fue a felicitar a Johnson, quien tuvo registros más que modestos hasta este día donde batió el récord del mundo de velocidad en esta más que disputada prueba atlética.

Pero después de los tiempos realizados por el canadiense en todas las pruebas anteriores a las olimpiadas y en la prueba decisiva arrasar por completo, la Caja de Pandora se abrió y comenzaron los rumores de doping por parte de Johnson, quien logró engañar a los 70.000 espectadores que se encontraban en el estadio olímpico y a cientos de millones que lo habían seguido por televisión en todos los países del mundo.

A pesar del engaño, además de los espectadores, empresas como la deportiva Diadora, la automovilística Mazda, la electrónica Toshiba o la petrolera Kiodo Oil, ya habían firmado auténticos contratos multimillonarios. Comenzaban los rumores y las empresas comenzaban a echarse atrás como la marca de comida finlandesa Valio, quienes habían contratado a Johnson como cara de su campaña.

Johnson «demostró» tener un potencial físico envidiable

Ben Johnson parecía ajeno a todo ello, pero el escándalo estaba servido cuando los resultados posteriores a la prueba olímpica apareció positivo en doping. Johnson tras haber comparecido en varias ocasiones a desmentir esta noticia y a asegurar que no había ingerido sustancia alguna para mejorar su forma física, acabó confesando tras la presión mediática y por parte de la federación canadiense de atletismo, quienes decidieron suspenderle y obviamente darle el título a Lewis como campeón olímpico y recordman mundial.

Años después Johnson volvería a pisar el tartán obteniendo modestas marcas y cayendo de nuevo en el error del doping, pero en esta ocasión la suspensión no sería de unos años, Johnson fue retirado de por vida de las pistas de atletismo. Aquí acaba la historia del que durante unos años pudo engañarnos a todos y hacernos creer que era el hombre más rápido del mundo.